martes, 25 de noviembre de 2008

Ya es Navidad

Ya falta menos para que nuestros hogares se llenen de paz y armonía (cuando oigo a los niños de San Ildefonso, entónces es Navidad) , para que nos demostremos unos a otros el profundo amor que nos profesamos, lo mucho que disfrutamos en compañía de la familia...esa noche (y con los estómagos destilando los más exquisitos néctares, que degradan a la ambrosía a mero aperitivo frugal)....
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Hoy, 25 de noviembre, a un mes vista para la fecha más hipócrita del año, nos vemos plenamente imbuídos en la vorágine consumista. Es cierto, este año los ingresos serán inferiores debido a la consabida crisis (¿os suena?), pero, ajenos a la misma, el pasado fin de semana unos conocidos grandes almacenes daban el pistoletazo de salida a la campaña más ambiciosa y despiadada de todas las que nos seducen a lo largo del año, decorando sus establecimientos e iluminando sus fachadas. Si, ya es Navidad en el Corte Inglés (¡uy!), y, por ende, en todos lo hogares españoles (madre mía ¿Sabes a cuánto están las angulas en el Mercafour?, Yo el marisco lo compré en noviembre, no sabes lo que te ahorras...).

La Navidad es, en principio, una fiesta cristiana. Aquella que celebra el nacimiento de Jesús en Belén. Si, exactamente, Jesucristo, ese personaje harapiento y andrajoso, humilde hasta decir basta que pasó su vida rodeado de semejantes, procurando su bienestar, comiéndoles, en cierta medida, el tarro, e incluso convirtiéndoles el agua en vino (gran pasaje aquél), que estoy convencido que en estos días no tendría la tarjeta VIP de ningún emporio comercial...

Sin embargo, ahí están (y estarán), todos en la calle (con sus devotos feligreses encabezando la campaña), compitiendo codo con codo por demostrar sobradamente el amor que profesan a los suyos (como no le guste me lo tira a la cara...), buscando el vestido perfecto para lucir en nochevieja (Feliz entrada y salida de año), masticando cada grano de uva (con las bragas rojas, por supuesto) en un acto de suprestición pagana incongruente (jaja, qué cara ha puesto la abuela) y con la habitación llena de confeti el primero de Enero (yo creo que pusieron garrafón, de otra manera no lo entiendo)..

Después, tras la resaca, llegan los Reyes Magos, sus majestades, batiéndose un año más el cobre en una encarnizada contienda con Santa Claus (es rojo por la cocacola, antes era verde, blablabla), cargados de regalos cada vaz más originales (¡¡¡¡que guay, justo la controladora Sunix 3710 basada en el chip SiI68o de Silicon Image que quería!!!), que vienen acompañados por un delicioso roscón (¿ves? por ahí si...), ¿Has sido bueno este año?.

Y tras el caos desenfrenado, llega la calma más absoluta, la recapitulación, la crítica (menuda se puso tu hermana. Pues, para el dinero que tienen, vaya mierda de regalo), y al fondo, amenazante, desalmada e inevitable...la cuesta de Enero (ya queda menos para las rebajas).

Nada, chicos, si hibernar no es la opción elegida este año y afrontáis estas fechas con la abnegación habitual, desde aquí os recomendamos que uséis vuestro sentido del humor, que os deshagáis en piropos hacia los vuestros, que bebáis más vino que nadie, que soltéis la lagrimita más sincera al abrazaros a aquel tío (¿pero también bebe ginebra?) que os jura y perjura, entre pucheros, que sois su sobrino preferido, que saquéis, en definitiva, lo positivo que en estas fechas, sin duda, podemos encontrar (escarbando, escarbando...).
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Pero, mira como beben...
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Antonio

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