lunes, 10 de noviembre de 2008

El Hombre Bombilla


Este año 2008 que tan pronto se llevarán por delante el Corte Inglés y Freixenet, ha sido el año en que nos ha dicho adiós uno de los más grandes creadores que ha dado el Pop español, Sergio Algora. Por eso, desde aquí queremos brindarle nuestro más sincero y humilde homenaje publicando algunos de los relatos que escribía con esa manera tan suya. Tan surreal y encantadora.


"Por qué no hablan los perros", por Sergio Algora (21/10/2005)

Cuando mi madre fue ingresada en el hospital para ser operada de la columna vertebral mi padre me pasó a su cama. Yo tenía seis años y tenía miedo. Pensaba que la ausencia de mi madre iba a ser definitiva y la casa sin ella se hacía gigantesca y desconocida. Mi padre pasaba toda la mañana en el trabajo y la tarde en el hospital. De su asunto en el quirófano mi madre tendía a pensar lo peor: silla de ruedas, muerte, infierno clásico y otras variantes nada esperanzadoras. Mi padre aguantaba el tirón con ella; y así es el matrimonio, amigos. (Conectar para más información sobre este tema con http://www.hastaquelamuerteosepare.org/)
Por la noche padre volvía a casa y tras la cena llegaba el momento más emocionante: a dormir y a escuchar sus cuentos: concretamente dos: “La batalla de la consagración” y “Por qué no hablan los perros”. El primero me parece reiterativo y demasiado sangriento. Pero lo contaré en otra ocasión para que veáis como mi padre unió a Tarantino y a San Marcos sin despeinarse. El segundo cuento y motivo del título de esta columna (mi madre estuvo un mes en el hospital y durante ese tiempo mi padre no me contó otras historias que no fueran esas) se refería a la mudez de los perros. Según él, Jesús reunió a todos los perros del mundo en un valle (¡toma milagro!) y se subió a un pequeño cerro. El motivo del Dog Festival era agradecer tantos años de servicio perruno. En recompensa Jesús les prometió concederles el habla ese mismo día a todos ellos y a las generaciones venideras (pensad que en ese momento se puso del lado de los perros, las perras, y por extensión, de los hijos de perra) y así estaba en actitud milagrera de hacerlo: -yo, Jesús de Nazaret os concedo el don de la palabra, bla, bla, bla, cuando un perro se bufó. Soltó un pedo. Se sintió indispuesto, vamos: hizo una perrería. Y Jesús se enfadó ante tal falta de respeto. También es posible que el Mesías viniera al mundo para salvar a los hombres y no a los perros y de ahí su mosqueo. Pero esta hipótesis es mía. Según mi padre, Jesús decidió no darles el habla hasta que no descubrieran quién había soltado el gas mostaza. Y desde entonces y hasta día de hoy, cuando dos perros se encuentran se huelen el culo.

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