sábado, 28 de mayo de 2011

Los Kinks toman Madrid


La histórica revista Fans, en su número 57, el del 27 de junio de 1966, se hacía eco de la visita que unas semanas antes habían protagonizado The Kinks en la Sala de Fiestas Julya de Madrid, lo hacía a la manera de entonces y con entrevista incluida (¡Sin saber inglés!). Creo que merece la pena recuperarlo (respetando en todo el original), lo pasaréis bien, decía así:

LOS KINKS

* Sufrieron un accidente al salir de Londres
* Dave es un arco iris ambulante
* Besos, lágrimas y frenesí a cargo de sus fans
* "Son maravillosos. Mucho mejor que Los Beatles"
* Ray tiene los nervios hechos migas

Una entrevista de MARIEL en exclusiva para FANS

EN EL AEROPUERTO

Cinco "fans" para cuatro Kinks.Medio Kink para cada "fan". Poco menos o poco más, seríamos los que nos encontrábamos en el aeropuerto esperando a estos muchachos de escasa melena y excesiva parquedad. Se había anunciado su llegada a las 12,40, en el avión procedente de Londres. Pero sólo apareció el "manager": Allan McDougall, tranquilo, inmutable dentro de su inmunidad idiomática. No habla español, y haciendo honor a la flemática inglesa, nos comunica que Los Kinks han tenido un accidente, camino del aeropuerto de Londres. Llegarán en el próximo avión. Y el próximo avión era tres horas más tarde.

Ni antes ni después de las tres horas de retraso, vimos por parte alguna esas alborotadoras chiquillas quinceañeras que reciben a los conjuntos musicales con sus gritos de bienvenida. No había nadie. Algun periodista, algun fotógrafo... algunos curiosos -cinco exactamente- que en el último momento, miraban extrañados los gestos cómicos de payaso de Dave, la extraña ropa de Ray, las risas locas de Mike... Una aparición muy a lo "Liverpool". Alegres y displicentes, como si miles de muchachas estuvieran aclamándolos, como si miles de autógrafos estuvieran deslizándose por sus dedos.

Dave me dice muchas cosas en inglés. Inútil, porque no entiendo nada. Por fin saca un paquete de cigarros y me ofrece el último que le queda. Me desconcierta el amable gesto de este muchacho, que se ríe sin parar haciéndonos sentir ser víctimas de una tomadura de pelo.

Pensamos si lo del accidente no habrá sido un engaño. Por lo menos, no debió ser muy grave... Sólo están cansados pese a que el manager se empeña en decirnos que están nerviosos. Ellos saltan de un lado a otro repitiendo: Descansar, descansar. Nosotros también estamos cansados, pero continuamos la caza, y acaban accediendo a unas fotos, volviendo a jugar a los extraños gestos. Siguen tomándonos el pelo.

A base de hacerse uno el pelma, Los Kinks acaban por convertirse en amigos nuestros. Cruz, la fotógrafo, y yo, los seguimos a todas partes. Nos miraban y se reían.¡Cómo no!. Es como una pesadilla recordar tan sólo unas risas y unas lacónicas frases inglesas. Dave, el loco clown, lleva unos estrechísimos pantalones a cuadros negros y blancos, una camisa rosa con puños blancos, la chaqueta a rayas, los calcetines amarillos, los zapatos casi rojos, una pesadilla de colores, unas horribles gafas. Sólo Ray, el afectado de los nervios, aparece más tranquilo. Los otros miran y nos sonríen. Todo un juego de gestos que no conduce a nada. A base de hablar como los mudos, llegamos a hacernos entender. Más tarde les haríamos la entrevista en su hotel, después de cenar.

EN LA SALA DE FIESTAS JULYA

Los gritos comenzaron antes de que tocasen ni una sola nota. A no ser un estruendoso pitido que salía de los amplificadores. Tres minutos transcurrieron en una sinfonía de ruido de amplificadores y gritos del público joven, jovencísimo. Por fin, comenzaron: "You really got me". De los gritos se fue al llanto. Varias jovencitas, excitadas de dicha, lloraban a lágrima viva, otras saltaron al escenario y besaron en la mejilla a Dave, otras le tiraban del pelo, de la camisa rosa. "De día y de noche", los llevó al paroxismo. Una enterada jovencita decía: "Son maravillosos. Mucho mejor que Los Beatles, que ya se han pasado casi a lo folclórico". Estos no, son trepidantes... y cuando pasan a lo lento, consiguen un efecto sensacional.

Pero el efecto más que maravilloso, fue delirante. Poco a poco el público rodeaba el conjunto. Hubo un momento en que no se sabía quiénes tocaban los instrumentos. Al fondo, algunos bailaban frenéticos. Otros cantaban acompañando al conjunto, las sillas comenzaron a retirarse peligrosamente. Pero todo acabó tranquilamente, un poco perseguidos por las "fans", un poco tristes las jóvenes caras, un silencio que ya nos parecía extraño.

EN EL HOTEL

Nunca creí que acabaría cosiendo un botón. Y menos un botón de la chaqueta de Ray Davies. Yo iba a hacer una entrevista, una entrevista que perseguía desde las 3 de la tarde. Y de pronto me encuentro en el hall del hotel, farfullando un mal francés y cosiendo un botón al deventurado Ray, que me lo había pedido tímidamente.

Ray y McDougall intentaron contestar mis preguntas como pudieron. Mike y Peter, muertos de sueño, se fueron a descansar.

- Hemos oído que a usted, Ray, le gusta mucho la música religiosa ¿Ha compuesto usted algo de este tipo?

- Sí, algunas piezas. No todas las que quisiera. Pero he de reconocer que es lo que más me gusta componer.

- ¿Cuál es la diferencia esencial entre Los Beatles, Los Rolling Stones y ustedes?

- ¡Oh! Somos muy diferentes. La diferencia esencial está en el sonido de nuestras canciones.

- Se dice que Los Beatles se dirigen hacia un ritmo más lento, hacia lo folclórico. ¿Cree que ustedes también acabarán en esa dirección?

- No creemos que Los Beatles lleven esa dirección. Nosotros mismos tenemos canciones con mucha lentitud. Es una modalidad más. No una definitiva postura.

- ¿Qué opinan de la llamada canción de protesta?

- Si se hace en serio, si se toma en serio, estamos de acuerdo. Pero sólo con este requisito de la seriedad. Mire, hay una de este tipo muy seria: "Blue suede shoes".

- ¿Cómo se colocarían actualmente en el "Hit parade" mundial?

- Oh. ¡Bueno! Yo le diré simplemente como estamos en realidad en "Hit parade", en el octavo.

- ¿Cómo es que han tardado tanto en venir a España?

- Le aseguro que hemos querido venir en muchas ocasiones. Pero ha sido imposible, debido a que hemos tenido que actuar en los mejores clubs del mundo. Incluido América. Estamos muy contentos de esta visita a España.

Ray está preocupado por mi forma de coser el botón. De vez en cuando me mira inquieto. Creo que piensa que tardo mucho. Y yo también.

- ¿Cómo os ha recibido la juventud española?

- Ellos muy bien. Magníficamente. De verdad. Pero...

- Pero, ¿Qué?

- Oh bueno, los amplificadores han fallado. Estaba nervioso por esto.

- Hablando de nervios, ¿No crees que tú tipo de música no calma precisamente? Sabemos que has tenido una enfermedad de esta clase.

McDougall y Ray se miran. Se ríen y hacen como si no comprendieran.

- No entiendo. No comment. Perdón.

- De acuerdo. Podrías hacer una definición del carácter de todo el conjunto.

- Puf, qué dificil. Déjeme pensar: Dave: Rudo. Peter: el hombre de la moda. Mick: un clown.

- ¿Y usted, Ray?

Se ría a carcajadas y grita:

- Moi, malade la téte!

Ahora soy yo la preocupada. El botón cada vez va peor. Y si Ray está loco...

- ¿Cuál es la próxima canción?

- "Sunny afternoon".

Le entrego la chaqueta a Ray. Mientras le echa una ligera ojeada, me dice que quiere ver flamenco y escuchar la guitarra española. Ya son casi las 12 de la noche. Todos nos sentimos cansados. Nos despedimos amigablemente, hemos estado demasiadas horas juntos. Sonreímos entre aliviados y tristes. La entrevista ha durado lo que se tarda en coser un botón. Pero es que yo, los coso muy mal.

Fotos: JUANITA BIARNES

¿A que merecía la pena?

Yo ya te lo dije

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenísimo!! Me he partido de risa. De dónde lo habéis sacado??

siciliapop dijo...

De la Revista Fans directamente. ¡Gracias!

Yo ya te lo dije

REC videoproduccions dijo...

Hola,
Donde puedo encontrar un ejemplar de la revista?
Estoy haciendo un documental sobre la fogura de Juanita Biarnés y me gustaría tener acceso a las fotografías.

Muchas gracias