lunes, 11 de enero de 2010
The Fleshtones
Sábado, 21 de Noviembre de 2009. Sala Club Dos. Petrer (Alicante)
Llega con (demasiado) retraso la crónica del concierto de los Fleshtones a Yo ya te lo dije. El caso es que aguardábamos ansiosos el suculento reportaje fotográfico de la velada, pero si, lo hemos perdido. Eran unas fotos que valían por si solas toda una crónica, pero ¿Qué le vamos a hacer?
The Fleshtones son una de las bandas más infravaloradas de la historia del rockanroll. Sin embargo, cuentan con una trayectoria envidiable (con más de veinte discos a sus espaldas) que defienden sobre las tablas de un modo contundente, incontestable, convirtiéndo el directo en su arma más afilada.
El caso es que Peter Zaremba y los suyos llegaron a Petrer casi sin hacer ruido. La cita en la sala Club Dos del centro comercial Bassa El Moro suponía la última cita de una gira que los ha llevado por dieciocho localidades españolas. Ahí es nada.
Arrancaron los de Queens con más de hora y media de retraso, pero el respetable lo olvidó rápidamente al sumergirse en un universo de garage y desenfreno que hizo disfrutar mucho a los presentes. Empezaron marcándose su pequeño tributo al rock de tradición hispana, apoderándose del clásico “Speedy González” y de ahí al final, sin dar tregua en ningún momento, desgranaron una buena colección de sus grandes éxitos. La banda no dejó ningún rincón de la sala por explorar, tocaron sus instrumentos sobre la barra en diversas ocasiones e interactuaron con un público entregadísimo, llegando incluso a dejar a varios de ellos que tocaran la guitarra y el bajo a su antojo.
El aspecto y los bailes (¡incluso flamenco!) de Zaremba, Fox, Streng y Milhizer hacen plantearse serios debates sobre la relatividad, la edad y la experiencia. Las fotos, insisto, eran muy elocuentes (olvídalo ya, macho). Llegaron al final con una orgiástica “American Beat” y tuvieron a bien continuar el concierto fuera de la sala. Salieron con sus instrumentos a cuestas y provocaron la espantada del público tras ellos. Un público que, con un complejo de súbditos de Hammelin, no daba crédito al desparpajo de los neoyorquinos.
Volvieron al escenario, terminaron la canción y nos dejaron allí, sudorosos y muy contentos con lo que acabábamos de presenciar.
El Club Dos homenajeó durante toda la noche al garage más frenético. Los pinchadiscos nos hicieron bailar durante la larga espera previa al recital e inmediatamente después con una selección muy acertada de canciones surgidas, sobre todo, de sótanos norteamericanos. Por último, comentar lo curioso que resulta presenciar un concierto en una sala integrada en un centro comercial. Extraño, cuando menos. Eso si, los programadores del Club Dos están realizando un buen trabajo. Esperamos que dure.
El tracklist original si os lo podemos mostrar, al menos eso...
Yo ya te lo dije
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