Con puntualidad británica volvía a darse el pistoletazo de salida del Sixties Rock Weekend castellonense, cita anual ineludible para los amantes de la mejor música Rock de la década más suculenta del siglo pasado. La apertura oficial corría a cargo de dos representantes de las instituciones que apoyan incondicionalmente este evento. Concretamente fueron Miguel Ángel Mulet, concejal de cultura del Ayuntamiento de Castellón y Vicente Farnós, director ejecutivo de Castelló Cultural, quienes declararan abierto el III Sixties Rock Weekend de la historia.
En lo rigurosamente musical el escenario principal de la sala Magic Box del Auditori fue desprecintado por los locales Magic Dildoss, quienes llegaban al festival con su Ep homónimo debajo del brazo (Hair Man Records, 2008) y muchas ganas de demostrar que su rock de fuerte carga garagera y de dejes inconscientes a lo Dowliners Sect estaba a la altura de tamaña misión. El cuarteto expuso su indudable pegada con unas guitarras afiladas dignísimas herederas de la potente tradición local. El set fue ganando en intensidad según pasaban los minutos y la banda iba adquiriendo mayor seguridad. La primera aproximación a canciones ajenas de todo el festival fue para ellos con una descocada “It’s a crying shame” de The Gentlemen, un trallazo al que se aproximaron desde el prisma de los Fuzztones o Radio Birdman para deleite del respetable. El hielo estaba roto.
.
A continuación llegaba el turno para The Dustaphonics, o lo que es lo mismo el último proyecto de ese inquieto agitador que fuera bautizado como "el reinventor del Swinging London" que es Heather Selecta (aka Yvan Serrano) quien detrás de su eterna gorra lideró a sus compañeros por la senda de esos sonidos elegantes y demoledores que el público tan bien acogió. Junto a él, a la batería se sentaba Bruce Brand, quien ha tocado con el mismísimo Billy Childish en varias de sus bandas, además de en Adventures of Parsley, Dutronc, The Clique o los Masonics, por citar sólo algunas. A ello le sumamos a Michael Bluesmith al bajo y el dúo de preciosidades que formaban Aina y Kay, dueñas de sendas irresistibles voces, y ya tenemos el menú más nutritivo de la noche. Arrancaron y finalizaron su set de forma instrumental homenajeando a Bo Diddley, repasaron algunas canciones de su todavía corto repertorio y tuvieron tiempo para más tributos. Recordaron emotivamente a la gran Tura Satana en el día en que se cumplía un mes de su muerte. La actriz japonesa había colaborado con ellos activamente, llegando incluso a escribir la letra de “Burlesque Queen”, tema que abría su primer single (Dirty Water Records, DWR 1037). Por si fuera poco, su viaje de rhytm & blues, garaje y soul desenfrenado (no demasiado alejado del de los Bellrays) hizo parada en la obligatoria estación de los Sonics, apoderándose de “Shoot down” para regocijo general. Disfrutaron ellos y disfrutamos todos, como así nos confirmarían una vez una vez aparcaron la tensión escénica y compartieron un combinado de ambrosía con nosotros.
El primer allnighter programado apenas se pudo paladear pues la sala se vació en un abrir y cerrar de ojos, así que Dj 007 y Dj Galicia tuvieron escaso margen para ilustrarnos con su maestría a los platos. Estábamos a mitad de semana y algunos todavía conservan su trabajo. Será en otra ocasión.
La jornada del viernes tuvo como primer protagonista a The Stolen Jackets, quienes también jugaban en casa, lo que, según nos comentaron, nos les hacía sentirse del todo cómodos, debido a la presión extra que supone el factor cancha en casos así. Sin embargo, metidos en harina demostraron ser un grupo rotundo. Su sonido es más afín a los setenta y a bandas como Deep Purple, Mc5, Cream o Led Zeppelin, grupo clave este último en su formación musical. Dieron rienda suelta a un indudable virtuosismo, especialemte su guitarrista, Héctor Tirado, e introdujeron entre su repertorio habitual versiones de Jimi Hendrix o las más inesperadas “Taxman” (The Beatles) y “Tired of waiting for you” (The Kinks). Preguntados acerca del porqué de estos temas que parecían algo alejados de su libro de estilo nos afirmaron que los habían escogido por el margen de mejora que les permiten, mucho más fácil que si fusilaran a los Zeppelin sin más, además porque:
“Rock & Roll y melodía se llevan muy bien” (David Franch, voz y guitarra de The Stolen Jackets)
Unos chicos estupendos que están deseando quemar el territorio con su rock and roll desmelenado. Invítales a una copa de vino que ellos te garantizan vaciarse las entrañas en busca de poderosas canciones con indudable pegada rock.
A continuación llegaba el primer grupo austríaco del fin de semana, The Sweet Leef, que Iván (organización) nos reveló que fue de los primeros grupos que se confirmaron para este tercer Sixties. Mantuvieron el pulso en las guitarras de clara orientación setentera con el espíritu de Led Zeppelin todavía instalado en el escenario. Se atrevieron incluso con una versión suya, “Dazed and Confused”, una osadía de la que salieron indemnes y reforzados. Introdujeron a los presentes en paisajes sonoros densos y bien ejecutados, con una sección rítmica poderosa y esos riffs hábiles y altaneros, pero que quizás no fueran lo que muchos venían buscando en este festival. Una vez terminada su intervención nos confirmaron su querencia a todo lo que suponen los setenta más rockistas. Además, dijeron no conocer bandas españolas más allá del grupo predecesor, The Stolen Jackets, el cual les había causado una gratísima impresión. Por cierto, el guitarrista, Mike Elam, se negó a venderme la chaqueta Sgt. Pepper hecha a medida que lucía (¡Ni siquiera me permitió regatear!).
El siguiente grupo que desfilaría por el escenario también procedía de Austria (¡Sólo faltaron The Staggers!), eran The Attention! elegante quinteto heredero de la tradición más purista del rhytm & blues tan del agrado de la primera hornada modernista en los primeros años de la década aquí recordada. El grupo nos comentaba que dan una importancia vital al “paquete musical al completo” a la hora de entrar a valorar cualquier proyecto, desde los trajes, los micros o los amplis hasta la actitud a esgrimir sobre las tablas o las influencias sobre las que bascular. En su caso éstas son indiscutiblemente The Yardbirds y The Animals. Y por lo demás, se notó que lo tenían todo bajo control. La imagen cuidadísima, los instrumentos originales de la época y la actitud propia de los que se saben tocados por los dioses de un género de complicado tránsito. Además, contar con un frontman como Mario David debe dar un plus de seguridad notable. Mario, quien curiosamente es un antiguo teddy boy dentro de un grupo mod ortodoxo, lucía un peinado fastuoso y un traje impecable hecho a medida que pagó las embestidas de su entusiasmo. El pantalón no aguantó sus idas y venidas y cedió por la entrepierna. Mario no dudó en despojarse del mismo y continuar con sus lecciones de autoridad escénica en paños menores (su representante lo subsanó posteriormente facilitándole una “muda”). Dieron un repaso a su todavía exigua producción discográfica, despegando con la espléndida “Beat Machine” y destacando ese electrizante “Ace face” y la no menos contundente “Shimmynizer”, además hicieron suyas canciones de Ray Charles, “Mess around”, de Bo Diddley vía David John & The Mood, “Bring it to Jerome” y de The Sonics, “Shoot down” . El público, muy entregado, no dejó de bailar en todo momento. Cerraron el set exhortándonos a salvar nuestras almas tomando una a su salud,"Take a drink on me" y dejando al personal con ganas de más, de mucho más. Un concierto soberbio.
Para cerrar la jornada del sábado llegaban los daneses Baby Woodrose, con cuyo líder, Lorenzo Woodrose, tuvimos la oportunidad de entrevistarnos momentos antes del show. El gigantesco y muy simpático Lorenzo nos confirmó su pasión por la música, las drogas y todo lo que supone la cultura de los años sesenta, concretando como su influencia principal a 13th Floor Elevators, así como su predilección por lo que se hacía en América por encima de lo que se cocía en Europa y más concretamente en el Reino Unido. El cuarteto fue una engrasada máquina de despachar canciones envueltas de garaje y hard rock de inclinación neo psicodélica tintadas de fuzz que los ponía en sintonía con los Stooges o con The Electric Prunes. Su contundencia hizo las delicias de un público, el castellonense, muy orientado hacia estos sonidos potentes, pero que en esta ocasión no acudió al Auditori en el número esperado. Tal vez el concierto de reunión de las leyendas locales, Depressing Claim, programado para esa misma noche (y la siguiente debido a la gran demanda y expectación levantada) en el Four Seasons, restara algo de afluencia al festival en esta segunda jornada.
"Prefiero la música sixties americana a la británica y, por encima de todos a 13th Floor Elevators" (Lorenzo Woodrose, lider de Baby Woodrose)
Tras el vendaval que supuso la actuación de Baby Woodrose, el segundo allnighter lo monopolizaría casi en su totalidad Chema Rey (Radio 3) quien profundizó en el beat, la psicodelia, el garaje y el freakbeat más indómito, haciendo paradas obligatorias en sonidos yeyés autóctonos. Mientras, a Capitán Groovy Dj le tocaba retener a los más trasnochadores a base de su arsenal de sonidos ácidos.
Yo ya te lo dije
1 comentario:
Festivalón! Aunque este año me lo perdí. Para cuándo la jornada del sábado? Tengo ganas de saber qué tal lo hicieron mis queridos Jaybirds!!!
Un saludo!
Tormo Beat.
Publicar un comentario