lunes, 1 de febrero de 2010

1964: La triste e inadvertida gira de los Who en España (II)


II Detención en Madrid

Es la noche anterior a su primera actuación en la sala Mónaco. Los High Numbers (los Who) regresan al hotel para descansar. Keith queda rezagado. Al entrar en el hotel, Roger, Pete, John y Lambert, advierten que el batería no los sigue. Vuelven sobre sus pasos para buscarlo. Como oyen un barullo y gritos, se alarman. Keith está siendo introducido en un coche de policía. Ha orinado en la calle, y lo conducen a comisaría a tomarle los datos.

Pipe recibe la llamada preocupante de Pete Townshend. En un principio no le da demasiada importancia: la travesura de un jovenzuelo a dos mil kilómetros de su país. Un tirón de orejas y unos Farias para el comisario bastarán para resolver el problema, piensa. Sin embargo, cuando descubre que los chicos no están en la comisaría de Leganitos (la más próxima al lugar del delito: la meada), empieza a inquietarse. Keith está prestando declaración en la Dirección General de Seguridad. Años después, en el borrador de lo que será su libro de memorias, el propio Pipe reconocerá que la cosa se puso fea de verdad.

¡Gibraltar, inglés!

Por entonces, la multa por orinar en la calle asciende a 200 pesetas. No así el delito de ultraje a la patria, que está penado con cárcel. Y ésa es la denuncia que pesa contra Keith. En la comisaría de Leganitos, el batería ha reparado en un mapa de España. Señalando con el dedo el peñón de Gibraltar, ha asegurado (en inglés, aunque por el tono y el gesto se le ha entendido perfectamente) que Gibraltar es inglés, afirmación que no ha gustado demasiado.

El destino de Keith es ser juzgado por un tribunal militar. Pipe se lleva las manos a la cabeza. Resopla. Lamenta su mala suerte. Pero no la suya, sino, curiosa e irónicamente, la del comisario, en un alarde de dar la vuelta a los acontecimientos. Lo convence de que la detención de Keith puede ser motivo de conflicto diplomático. ¿Ha oído usted hablar de los Beatles?, le pregunta... Pues éstos son como sus hermanos pequeños, exagera, y el chico al que ha detenido toca el tambor con ellos… La que se puede montar por una pequeñez: un incidente internacional, lo asusta... Y el comisario, que no quiere líos, recapacita. Deja en libertad a Keith a cambio de pagar la multa por orinar en la calle y que al día siguiente, a primera hora, el grupo ya no esté en Madrid.

Años después, en 1971, al ver la portada de Who´s next, Pipe Ayala, no sin cierto afán de protagonismo, sostendrá que la foto es una crítica velada y una venganza por la mala experiencia que la banda sufrió en Madrid.

La revista "Fonorama"

Un artículo publicado en el número 8 de la revista Fonorama, correspondiente al mes de noviembre de 1964, da cuenta de la suspensión de los conciertos en la sala Mónaco. En su columna semanal titulada La semana yé yé, un jovencísimo Goyo Quintana escribe con ironía: “A pesar del esfuerzo y la campaña publicitaria del recién llegado al negocio Pipe Ayala, nos hemos quedado sin ver a Los Números Altos (sic). ¿A qué se debió la espantada? ¿Acaso les parecían poca cosa los yeyés del foro? ¿O es cierto el rumor de que protagonizaron un contratiempo con las Fuerzas de Seguridad?”

Tendrán que pasar muchos años para que Goyo Quintana, al igual que otros muchos críticos, descubra que tras el nombre de los High Numbers se escondían los mismísimos Who.

Yo ya te lo dije

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