lunes, 16 de marzo de 2009

Miqui Puig: cantante de amor desde 1968


El pasado sábado discutía con Urzainqui (mandarina magazine) qué disco de Miqui Puig nos parece mejor. Él defendía a ultranza el "Casualidades", yo, sin embargo, me posicioné ferreamente del lado del "Impar". Aquél fue un gran álbum, pero éste no lo he sacado del reproductor desde que lo compré hace ya algunas semanas. Por lo tanto, encontrándome en esta tesitura era fácil decantarse por "Impar", cuando pase el entusiasmo retomaremos el tema ¿vale, Javier?.

De lo que no hay ninguna duda es de que Miqui es uno de los nuestros. Los Sencillos fue una gran banda, con canciones redondas y madurez contestona, y su étapa en solitario está repleta de momentos destacables, como éste último trabajo del que hoy os hablamos.

Puig, cantante de amor desde 1968, es un caballero, un caballero con un reverso hooligan, como nos confiensa en "Impar (Mitad Hooligan)", al caballero le encanta el soul, el jazz, la bossa, vestir de un modo impecable y The Style Council, pero eso no quita para que el fútbol sea otra de sus grandes pasiones, como evidencia ese fragmento de "El hombre que hacía barcos en botellas" donde espeta a su compañera "ahora si me disculpas te dejo, hay fútbol". Si quieres lo tomas.

Pese a que se le achaque la ausencia de singles de la pegada de "Te quiero ahora, te quiero luego" o "La **** canción de amor en la que el chico gana", cuenta con trece cortes que crecen a cada escucha y que nos indican el estado de gracia en el que nos encontramos a Miqui Puig. Lo de la tele es sólo su trabajo, un trabajo gracias al cual pudo publicar su recopilatorio ("Miope", 2007), continuar con su discográfica o producir a algunos grupos de su agrado. Y si la tele es su trabajo, la música es su obsesión. Una obsesión que le ha llevado hasta su noveno disco y a la que promete regresar en breve con un mini lp de versiones y un single en 7'', de nuevo junto al Conjunto Eléctrico.

En "Impar" nos encontramos un tono reverencial. De un modo velado o más directo, se acuerda de sus ángeles de la guarda. Desde The Cure a Kevin Rowland pasando por Bergman, Josep Pla, los anarquistas y esas cosas que hacen bum, Le Mans, Romario y Luis Fernandez, ese chico que cambió su vida con aquel 7'' (de sólo sonido).

"Miqui contra el mundo" es un temazo, pero no lo son menos "Londres", "Impar (Mitad hooligan)", "El sirviente" (con un video promocional precioso), "polvos de talco", "Serio y bien plantado" o "Domingo diesel". Canciones de pop bailable, con unas letras muy inspiradas, con esa denominación de origen Puig, nostálgicas y algo desvalidas, pero sin embargo, orgullosas y altaneras. En "entre cuchillos" las guitarras pasan a primer plano y nos recuerda vagamente a Eliminator Jr (ahí queda eso), mientras que en "Verde tenis" juguetea con la electrónica en uno de los cortes de menor enjundia del álbum.

A la edición especial del disco la acompaña un cd de remezclas de algunos de las canciones de "Impar", llevadas a cabo por Guillamino, Xarli Oliver, Balago o Lords of Tracie, entre otros.

Mención aparte merece el artwork del disco. Puig, estéticamente comprometido con una línea muy concreta, de un gusto exquisito, parece olvidarlo a la hora de presentar su último trabajo. Eso si, el tatuaje del antebrazo no se olvida de mostrarlo varias veces...

En Mayo estará pinchando en el S.O.S. de Murcia, en lo que promete ser una sesión de baile y desenfreno sin fin, pero eso es ya otra historia.


Antonio

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