Cómo hemos disfrutado en esta, la decimoséptima, edición del sensacional evento gijonés auspiciado, nuevamente, por los incansables dandies de Trouble & Tea y The New Untouchables.
Como sabéis, el Euro Ye-Yé es un festival exquisito y con una programación absolutamente excelsa. No es un Festival al uso en el que se programan tropecientos mil grupos y que no deja tiempo ni para detenerte a degustar la cena, pues en caso contrario te pierdes la actuación de X, que, por otro lado, te va a hacer perderte la de Y. No, aquí no se actúa en esos términos. Una o dos artistas por noche y después una selección de los mejores pinchadiscos europeos de la escena Mod y Sixtie. Y punto.
La primera áctuación del Ye-Yé corrió a cargo del grupo liderado por Nasser Bouzida, The Bongolian, que venía a Gijón a presentar su flamante "Bongos for Beatnicks" (Blow Up Records). Les costó a los británicos sortear ese momento en el que el público está todavía más pendiente de la primera cerveza y de los saludos de rigor, sin embargo, el grupo se fue sintiendo más y más a gusto por momentos para terminar su set con la gente totalmente entregada a su propuesta, funk, soul, boogaloo, sintetizadores y un ritmo endiablado y elegante a partes iguales. De todos modos, y esto es ya una apreciación personal, me gusta más cuando se enfunda la camiseta de The Big Boss Man. Sea como sea, un gran arranque del Ye-Yé.
A continuación, era el momento de desprecintar la Sala Oasis y el primero de los grupos en subirse al escenario de la misma era July, leyenda de culto, especialmente entre los seguidores de la Psicodelia y autores del codiciado "July". El grupo, tras un periodo de silencio de décadas que a nadie le hacía imaginar un regreso, he vuelto a reunirse para asaltar los escenarios y publicar material nuevo, material que, por lo escuchado en Gijón tiene bastante buena pinta. Sobre su actuación decir que solemos atacar con mucha cautela el regreso de las bandas originales de los sesenta, algunas experiencias nos hacen ir con el pie echado en estos Comebacks, sin embargo, en este caso, la compenetración y el inmejorable estado de forma que mostraron los miembros de July sobre el escenario nos sorprendieron gratísimamente. Su actuación basculó entre piezas de los sesenta y las que compondrán su álbum de regreso.
La segunda jornada incluía en el cartel a la gran diva Maxine Brown, su inclusión en el Ye-Yé fue motivo más que suficiente para que mucha gente no se pensara el hecho de doblar el mapa y embarcarse rumbo a ese paraiso natural que es Asturias. La norteamericana tuvo como grupo de acompañamiento a The Pepper Pots (que, por cierto están viviendo su verano de gloria). Los gerundenses abrieron la velada con su set. Han dejado artrás definitivamente los devaneos con el "early rggae" para abrazar definitivamente los parámetros definidos por la Motown. Se les vio ilusionadísimos con la que iba a ser una de sus grandes noches, ilusión que supieron transmitir al públicó que disfrutó mucho bailando los temas que fueron desgranando los catalanes, con especial presencia de canciones de su último lp, el destacable "Train to your lover". Tocaba cambiarse de ropa y volver al escenario para acompañar a la Gran Dama. Y allí estaba, era cierto, Maxine Brown delante de nuestros impávidos rostros. Vestida de rojo riguroso y dirigiendo a la banda con una soltura y un desparpajo encantador Maxine Brown nos brindó un recital que no creó que vayamos a olvidar ninguno de los que estuvimos presentes en la Sala Oasis el pasado viernes 5 de agosto. Desde que empezaron los primeros compases de "One in a million" (¡Vaya inicio!), nos dimos cuenta de que la cosa iba en serio y que allí iba a pasar algo gordo. Maxine se fue reivindicando como lo que es, una de las grandes divas del Soul de todos los tiempos y lo hizo con una elegancia y una proximidad al alcance de muy pocos. Eligió un repertorio rotundo, con paradas en éxitos ajenos como "Take a little piece of my heart" o "Hold on, I'm coming" y propios como "All in my mind", "Since I found you" o "One in a million". Maxine conserva una voz, una presencia y una pasión por la música que hicieron que el público terminase su actuación pidiendo, rogando que no se marchase, que se quedase un poquito más... Yo vi incluso derramar alguna lagrimita, normal.
El sábado nos tenía preparada la actuación de The Faith Keepers y The Higher State. Abrieron la noche los británicos The Higher State quienes tuvieron a bien en su primera visita por estas latitudes demostrarnos su devoción por The Byrds. El grupo también bucea entre las aguas del Garage y la Psicodelia y a sus logradísimas melodías hay que añadirle un estupendo dominio vocal. De lo mejor de la escena Sixties europea actual.
A continuación el funk, el soul y los ritmos latinos inundaron la Sala Oasis de la mano de The Faith Keepers, grupo zaragozano que se empeñó en hacernos desgastar más aun las suelas de nuestros ya de por sí maltrechos mocasines. Presentaron su disco homónimo ("The Faith Keepers" -Lontano Records-) al completo y transmitieron una energía y el groovie propio de las grandes ocasiones. Borja, el enchufadísimo lider del combo (¡Eres blanco y tú no lo sabes!) no da tregua, desde que pisa las tablas hasta que las abandona enfundado en su empapada toalla nos transporta a todos por un viaje a los ritmos afroamericanos más asilvestrados, con parada y fonda en Fania, el Bronx y Joe Tex. Rotundos.
Ya sólo quedaba un grupo, unas horas para que ese fantástico viaje que supone el Euro Ye-Yé finalizase y nos dieramos de nuevo de bruces con la jodida realidad. El último grupo de subir al escenario fue King Khan & The Shrines quienes nos descargaron un torrencial de Garage salpicado por el buen humor (a los portugueses no sé si les haría tanta gracia) de King Khan quien enfundó su orondo cuerpo en su clásica capa y guió a los suyos por las sendas de los sonidos más gamberros y desmadrados de los sesenta, con un final apoteósico digno de las grandes ocasiones, de esos que parece que ya no hay vuelta atrás (aunque, siempre suele haberla).
Si los conciertos estuvieron a la altura de tan magno evento, los Allnighters no les fueron a la zaga. Las tres pistas te retenían con sus sonidos, a saber, blanco, negro y Northern Soul. Era dificil elegir qué era lo que preferías bailar. El nivel era muy alto. Nosotros nos decantamos algo más hacia los sonidos negros y jamaicanos, aunque el freakbeat o el blue eyed soul también nos hicieron sudar. Siendo dificil destacar algún dj por encima de otro, decir que nos cautivaron especialmente las sesiones de Rob Bailey, Damien, Felix y Sergio, pero en especial las de Callum Simpson y el pope del Ska y el Rocksteay, Jim Cox.
El resto de actividades incluían proyecciones cinematográficas (con "Bande à part", "The party is over", "Aoom" y los documentales "Nobody knows that we're here" y "Dan Delion" en el cartel), exposiciones (con interesantes obras de Ringo Julian y Lord Dunsby) y presentaciones (del libro "De derrotas y victorias" de Daniel Bernabé y la web Real Mod World de Dani Llabrés). Además, tuvo lugar el clásico Rally de Vespas y Lambrettas, ese desfile de preciosísimas scooters que supone ya un clásico del primer fin de semana de agosto.
Fueron unos días sensacionales. Si lo calificara de Notable alto, la organización podría decir que el profe les tiene ojeriza, así que seré magnánimo. Matrícula de Honor y nos vemos en 2012.
Yo ya te lo dije
viernes, 9 de septiembre de 2011
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