Esta semana se estrena en los cines británicos SOULBOY, un film ambientado en 1974, en pleno apogeo de la escena Northern Soul británica. Sería muy extraño que llegara a los cines españoles, de todos modos, permaneceremos atentos.
Corre 1974, en Stoke on Trent -Condado de Staffordshire-, al igual que en el resto de ciudades británicas, las calles están plagadas de rudos jóvenes aficionados al fútbol y la cerveza. Joe McCain (Martin Compston) y su mejor amigo, Russ Mountjoy (Alfie Allen) están cansados de ese entorno y de sus vidas mundanas que parecen dirigirse a ninguna parte. Es entonces cuando la rubia y descarada peluquera Jane (Nichola Burley) introduce a Joe en un nuevo ritmo, un sonido vital que lo lleva a familiarizarse con los allnighter del infame Wigan Casino, donde convivirá de cerca con ese exótico mundo de drogas, sexo y música soul.
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Joe se sumerge en la escena Northern Soul sintiendo haber encontrado el sitio al que realmente pertenece. Sin embargo, este atractivo ritmo de vida lo acerca también a los sórdidos entresijos del Soul, llegando a poner a prueba su amistad, en un pulso inquietante entre su corazón y su alma soul.
Digna de mención es la banda sonora del film, con una ingente cantidad de himnos negros, incluidos en un doble compacto. The Detroit Spinners, Al Wilson o Yvonne Baker son sólo algunos de los nombres que aparecen en el mismo. Shimmy Marcus, director de la cinta presenta el disco y lo contextualiza en tiempo y espacio en un completo libreto.
Yo ya te lo dije
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